La ansiedad afecta a millones de personas de todo el mundo, y no siempre de la misma manera. En función de cuál sea la causa o la forma mediante la que se manifiesta, podemos hablar de distintos tipos de ansiedad, cada uno con sus propias características. ¿Nos acompañas para conocer más acerca de ellos?

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¿Qué es la ansiedad y cuáles son sus síntomas?

La ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones percibidas como amenazantes o estresantes. Aunque en niveles moderados puede ser una reacción útil, impulsando a las personas a estar alerta y preparadas, cuando se experimenta de manera intensa o prolongada puede convertirse en un trastorno. Esta afección psicológica se caracteriza por un sentimiento constante de inquietud, preocupación excesiva o miedo, incluso cuando no hay un peligro real o inmediato.

Entre los síntomas más comunes de la ansiedad se incluyen tanto manifestaciones físicas como psicológicas. Los síntomas físicos de la ansiedad son:

  • Palpitaciones.
  • Sudoración excesiva.
  • Dificultad para respirar.
  • Mareos.
  • Tensión muscular.

En cuanto a los síntomas psicológicos, destacan:

  • Pensamientos intrusivos.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Insomnio.
  • Temores irracionales.

Conoce qué es un ataque de ansiedad y cuáles son las claves para detectarlo y controlarlo.

¿Cuántos tipos de ansiedad hay?

La ansiedad no es una condición homogénea. Existen diferentes tipos de trastornos de ansiedad, cada uno con sus características particulares y síntomas específicos. Pueden afectar a personas de diferentes edades y contextos. Veamos cuáles son los tipos de ansiedad.

Trastorno de ansiedad generalizada

El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) se caracteriza por una preocupación constante y excesiva por diversas situaciones cotidianas. Las personas que lo padecen suelen anticipar de manera recurrente lo peor en situaciones de la vida diaria, como el trabajo, la salud o las relaciones interpersonales, incluso cuando no hay razones aparentes para ello.

Este tipo de ansiedad persiste durante un periodo prolongado, al menos seis meses, y va acompañado de síntomas físicos como fatiga, tensión muscular y problemas de sueño.

Una de las dificultades más notorias del TAG es que la preocupación no se centra en un tema específico, sino que abarca múltiples áreas de la vida de la persona, lo que provoca un malestar generalizado. Este trastorno puede limitar la capacidad del individuo para relajarse o disfrutar de la vida, afectando tanto su bienestar mental como físico.

Trastorno de ansiedad social

El trastorno de ansiedad social, también conocido como fobia social, implica un miedo intenso y persistente a las situaciones sociales o de desempeño en público. Las personas con este trastorno temen ser juzgadas o evaluadas negativamente por los demás, lo que genera una fuerte sensación de vergüenza o humillación.

Los sentimientos de quién sufre este tipo de ansiedad pueden llevar al aislamiento social. La persona evita actividades dónde pueda interactuar con otras personas, como reuniones, presentaciones o simplemente conversar en público.

Fobias específicas

Las fobias específicas son miedos intensos y persistentes hacia un objeto o situación concreta, que normalmente no representa un peligro real. Los tipos de fobias específicas más comunes son:

  • Miedo a volar.
  • Miedo a las alturas.
  • Temor a las inyecciones.
  • Miedo a animales.

Aunque es habitual que muchas personas puedan sentir cierto temor a estas situaciones, en el caso de quienes padecen fobias este miedo es desproporcionado y puede llevar a comportamientos de evitación.

Ansiedad por separación

La ansiedad por separación se manifiesta en la infancia, normalmente, pero puede presentarse en adultos. Se caracteriza por un miedo excesivo a separarse de las figuras de apego como los padres o los cuidadores.

Los niños que tienen ansiedad por separación experimentan un gran malestar cuando anticipan o enfrentan la separación, lo que puede generarles síntomas como llantos, quejas físicas (dolores de estómago o de cabeza) o resistencia a ir a la escuela o lugares donde no están acompañados por sus figuras de seguridad.

En los adultos, este trastorno se puede manifestar como una preocupación excesiva por el bienestar de los seres queridos o por la posibilidad de perder el contacto con ellos.

Trastorno de pánico o ataques de pánico

Se caracteriza por la aparición recurrente e inesperada de ataques de pánico, que son episodios de miedo intenso acompañados de síntomas físicos severos. Durante un ataque de pánico, la persona puede sentir que está perdiendo el control, sufriendo un ataque al corazón o incluso que va a morir.

Los síntomas físicos de un ataque de pánico incluyen dificultad para respirar, dolor en el pecho, palpitaciones, mareos y sensación de ahogo.

A diferencia de otros tipos de ansiedad, los ataques de pánico suelen aparecer sin previo aviso y no necesariamente están vinculados a una situación específica. Esto puede generar un miedo constante a que se repita un episodio, lo que a su vez lleva a la evitación de lugares o situaciones donde la persona cree que podría experimentar otro ataque.

Este tipo de trastorno puede tener un impacto significativo en la calidad de vida, dificultando las actividades diarias y el bienestar emocional. Abordarlo con eficacia requiere de sólidos conocimientos en salud mental y de habilidades para comprender las necesidades y el contexto de la persona.

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