La drogodependencia es uno de los problemas más complejos de tratar en el ámbito de la salud y la intervención social. Se trata de una enfermedad que se caracteriza por el uso compulsivo y continuo de sustancias adictivas. Puede incluir varios comportamientos: desde un consumo ocioso hasta el abuso para aliviar molestias derivadas de otros problemas. En todos los casos, la intervención social en la drogodependencia se centra en el contexto del adicto y en averiguar qué es lo que falla para que sienta que necesita depender de estas sustancias.

Pero empecemos paso a paso. Te contamos qué es esta enfermedad, los tipos que existen y cómo intervenir adecuadamente en este tipo de casos.

¿Quieres saber más? Fórmate con el máster experto en salud mental e intervención en drogodependencia que te ofrece nuestro programa formativo.

¿Qué es la enfermedad de drogodependencia?

La drogodependencia es el hábito del consumo de drogas. Esta sencilla definición entraña, pero, muchos más aspectos y un amplio abanico de grados. La enfermedad de la drogodependencia puede expresarse a través de un consumo más específico o concreto, o bien a través de un consumo diario y obsesivo. Algo que comparten todas las personas drogodependientes es la aparición de fenómenos como la tolerancia y la dependencia o las conductas de búsqueda de droga por encima de otras prioridades.

Se puede identificar el consumo de sustancias a partir de los siguientes síntomas físicos de la drogodependencia si la persona:

  • Somnolencia.
  • Aparición de temblores.
  • Tiene los ojos enrojecidos y las pupilas dilatadas.
  • Presenta una falta de interés en la higiene personal.
  • Arrastra las palabras.
  • Ha perdido el apetito o este ha aumentado considerablemente.
  • Se mueve de forma descoordinada.
  • Tiene ojeras y horarios de sueño irregulares.
  • Se resfría con frecuencia y suele tener tos.
  • Ha perdido peso.

Una persona adicta a las drogas puede presentar varios síntomas y estos pueden ser distintos entre drogadictos. No obstante, las características de un adicto son:

  • Poco control o dificultad para controlar el consumo de la sustancia a la que es adicto.
  • La presencia de un fuerte deseo y obsesión por consumir la sustancia.
  • Abandonar sus intereses para consumir, incluidas las actividades que antes disfrutaba y la vida social.
  • Insistir en el consumo de la sustancia a pesar de saber los efectos perjudiciales que le provoca.
  • La presencia de síndrome de abstinencia cuando se deja de consumir la sustancia.

Algunos de estos síntomas pueden generar confusión, puesto que el consumo ocasional o muy específico puede verse reflejado en alguno de estos hábitos. A continuación, te detallamos la diferencia entre una persona adicta y una dependiente.

¿Qué diferencia hay entre drogadicto y drogodependiente?

Un drogadicto no es lo mismo que un drogodependiente. La principal diferencia radica en que, en el caso del dependiente, aparece el síndrome de abstinencia cuando se deja de consumir la sustancia tóxica. En cambio, cuando estamos ante un individuo que no es dependiente, sino que es adicto, encontramos que está permanentemente ‘enganchado’ a la sustancia y no es capaz de dejar de consumirla.

Seguro que has escuchado en muchas ocasiones la frase de “el adicto siempre será un adicto”. Esta se refiere al hecho de que una persona que es dependiente puede tratarse mediante un programa de desintoxicación. En cambio, un adicto, aunque se desintoxique, no podrá retomar sus hábitos de consumo. En cuanto lo haga, volverá a perder el control.

¿Cuáles son los tipos de drogodependencia?

No todas las personas adictas y dependientes pasan por el mismo proceso a la hora de dejar de consumir la sustancia. Cuando aparece el síndrome de abstinencia, este puede ser tanto físico como psicológico. En función de cuál de los dos presente el individuo, hablaremos de dos tipos de drogodependencia.

Las personas que presentan la dependencia física se caracterizan por la aparición de un estado fisiológico alterado, algo que se observa cuando se suprime el consumo de la sustancia tóxica. Este estado es conocido como el síndrome de abstinencia agudo.

Por otro lado, también encontramos la dependencia psíquica. En estos casos no aparecen alteraciones físicas tras dejar de consumir, pero sí que se experimenta una gran necesidad de obtener la droga y reanudar su consumo incluso cuando el coste de hacerlo sea demasiado alto.

¿Cómo se interviene de manera social a un dependiente?

Cuando el trabajador social debe abordar a una persona drogodependiente resulta importante marcar una serie de pautas para poder avanzar poco a poco y lograr el éxito en el programa. En este sentido, los pasos a seguir para intervenir de manera social a un dependiente son:

  1. Realizar una valoración inicial de su situación y su entorno.
  2. Analizar el entorno, la familia y los amigos con profundidad y lograr su implicación.
  3. Diseñar un programa personalizado de intervención que aporte recursos sociales, formativos o de empleo que puedan ser un apoyo en el proceso.
  4. Informar y consensuar la intervención con la persona afectada.
  5. Implementar la estrategia y realizar un seguimiento para garantizar su eficacia.
  6. Si se produce una recaída, motivar a la persona para volver al punto en el que se había quedado.

Este proceso debe llevarse a cabo con mucha empatía y comprensión. No es extraño que se produzcan recaídas, pero es importante que el programa de intervención contemple pautas para actuar adecuadamente cuando se produzcan y evitar la desmotivación de las personas afectadas.

¿Te gustaría saber más? Echa un vistazo a nuestro máster en salud mental e intervención social en drogodependencias. A través de la formación podrás conocer los fundamentos de esta enfermedad y cómo diseñar una estrategia efectiva para abordarla. ¡Solicita información y da el siguiente paso!