A un paso de inaugurar el verano, se avecinan días de calor y de mucho sol. En esta época del año es especialmente importante cuidar la piel y nuestro mejor aliado es la crema solar, pero ¿cómo saber qué factor de protector solar usar? ¿Cómo calcular el FPS que necesitamos? Hablemos sobre ello para conocer mejor el uso de este producto, que tan es indispensable es todo el año, pero sobe todo ahora que llega el buen tiempo.

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¿Qué es y cómo funciona el factor solar?

El Factor de Protección Solar (FPS) hace referencia al tiempo máximo en que la crema solar nos protege de los ratos UVA y UVB, que son potencialmente dañinos para nuestra piel y salud. Esto puede calcularse multiplicando el tiempo que la piel de forma natural puede exponerse al sol sin riesgo de quemarse, de acuerdo al fototipo de piel de cada uno, por el factor de protector solar de la crema que elegimos.

Dicho factor de protector solar indica el tiempo medio en que la piel puede estar expuesta al sol sin quemarse. Así, por ejemplo, utilizar un FPS 30 multiplica por 30 el tiempo en que una persona puede estar expuesta al sol sin sufrir una quemadura solar. Aunque también entran en juego otros aspectos como la tonalidad de piel y la predisposición a quemarse.

Sobre ello también hay que tener en cuenta que hay factores que pueden disminuir el grado de protección solar, como es el contacto con el agua, el sudor o el efecto de fricción con la ropa. Por lo que los especialistas recomiendan aplicarse crema solar al menos cada dos horas.

Cómo elegir el factor de protector solar adecuado

Antes de nada es esencial saber cuál es tu fototipo de piel. Existen seis tipos de piel distintos y cada tono varía en función de la cantidad de melanina que contienen. Ya sabes que la melanina es el pigmento natural que protege a la piel de los rayos del sol.

En general, si tienes la piel clara de fototipo tipo I podrás evitar quemarte durante unos 10 minutos. Con lo cual, si utilizas una crema solar de 30, podrás exponerte al sol durante unos 300 minutos sin quemarte (30×10= 300).

En el caso de que tengas una piel clara de fototipo II, el tiempo que podrás resistir sin quemarte es de 20 minutos. Por ello, si utilizas una crema de 50 FPS, podrás exponerte durante 1.000 minutos sin riesgo de padecer quemaduras solares. En definitiva, cuanto mayor sea el factor, más tiempo podrás estar con seguridad en el sol.

Como norma genérica, los expertos recomiendan utilizar un factor de protector solar mínimo de 30. Y, en aquellas pieles más blancas, siempre elegir un factor de protección de 50. En la etiqueta del producto también debemos verificar que nos protege tanto contra los rayos UVB como en los UVA, y que sea resistente al agua.

¿Cuánta crema solar ponerse y cuándo hacerlo?

Tan importante es emplear el factor de protector solar adecuado como aplicar el producto correctamente. ¿Sabes cuánta crema solar necesitas? Los dermatólogos aconsejan aplicar unos 2 mililitros de protector por cada 2 centímetros cuadrados de piel, lo cual equivale a una mano llena de crema.

¿Cuándo aplicar el protector solar? Los especialistas advierten que lo más indicado es hacerlo 30 minutos antes de la exposición al sol, para preparar la piel y maximizar el grado de protección.

Protección solar y prevención del cáncer de piel

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer de piel es el tipo de cáncer más frecuente en todo el mundo, y la prevalencia aumenta cada vez más rápido.

Parece ser que sobre los daños que puede ocasionarnos el sol somos muy conscientes, ya que más del 90% de personas reconoce que la exposición solar puede provocar graves problemas en la piel. Sin embargo, a la práctica, muy pocos se protegen correctamente de la radiación. De hecho, según datos de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), solo lo hacen un 18%.

Asimismo, hay algunos mitos que también pueden estar acentuando este escaso porcentaje, como el hecho de pensar que si aplicamos protección solar no nos bronceamos o que solo es necesario protegerse si vamos a la playa, entre otras falsas creencias.